En la semana de la festividad del Santísimo Redentor, la congregación celebró un encuentro virtual, con todas las comunidades de los 15 países y el laicado, en el que el Gobierno General presentó la Planificación para el sexenio 2019-2025.

De hecho, la festividad del Santísimo Redentor, como momento propicio para celebrar «lo que somos y lo que estamos llamadas a ser como familia oblata», se ha entendido como el momento propicio para presentar la Planificación General, que no es otra cosa que el impulso y mediación para llegar a hacer vida los acuerdos del XXI Capítulo General, que expresan lo que juntos y juntas intuimos que estamos llamados a ser en el 2025.

Este horizonte, que no es otro que «la misión», ya que en ella es donde encontramos el sentido y la fuerza, conscientes de que es Jesús quien nos llama e invita a configurar nuestra vida, las comunidades e incluso nuestra organización institucional en favor de la misión como familia oblata.

El momento mundial de pandemia tergiversó los planes

Los primeros pasos de esta planificación se dieron entre finales de 2019 e inicios de 2020, fuertemente impulsadas por la vitalidad experimentada en el Capítulo. Sin embargo, el momento mundial de pandemia tergiversó los planes, plazos y, de algún modo, también supuso una interpelación y cambio en relación a las actitudes y criterios para diseñarla.

Por ello, ha nacido una planificación que queda bien definida en cinco adjetivos: Abierta, a la luz de los acontecimientos actuales; Participada, porque esta planificación pretende involucrar a toda la familia oblata en el desarrollo; Diversa, porque la misma realidad lo es, más aún ahora ante los diferentes calendarios provinciales; Procesual y Articulada con las Provincias.

Por otra parte, el desarrollo de la planificación parte de la definición de cinco ‘líneas fuerza’, a través de las cuales se busca dar vida a lo que se intuyó a partir del Capítulo. Estas líneas, que marcarán los procesos de la congregación en los próximos años, son las siguientes:

  • Vivimos una cultura de cuerpo congregacional.
  • Estamos, como familia Oblata, transitando cruces y habitando fronteras emergentes de prostitución y trata.
  • Hemos arriesgado y estamos apostando por respuestas “inter” (interprovincial, intercongregacional, interinstitucional, etc.).
  • El camino compartido entre hermanas y laicado es algo constitutivo de la identidad oblata.
  • Existe una diversidad de estilos comunitarios que sustentan la vivencia del Horizonte Capitular y nos llevan a vivir con gozo nuestra vocación.

Por último, es importante destacar que una de las particularidades de esta planificación es que todas sus iniciativas estarán dinamizadas en dos nivieles:

Nivel Global (NG), implicando al conjunto de hermanas o familia oblata, estableciendo enlaces interprovinciales y haciendo vida el “ser, sentir y actuar como cuerpo congregacional”.

Nivel Provincial (NP), al interior de cada Provincia, con sus propios agentes, diferentes modalidades, posibilidades o incluso calendarios.

Publicado en Hermanas Oblatas