Carisma y espiritualidad

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Carisma

carisma oblataEl significado de la palabra carisma viene del griego kharisma: “don divino, un regalo”. Para las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor, este don del Espíritu fue recibido por nuestra Congregación a través de los fundadores: José María Benito Serra y Antonia María da Misericordia.

El carisma Oblata permanece y se recrea en la medida que sigue siendo regalado a muchas personas en todo el mundo. Quien lo recibe, descubre que su camino de seguimiento a Jesús, se encuentra al lado de las mujeres inmersas en contextos de prostitución, recorriendo juntas caminos de redención y liberación.

Este carisma sensibiliza, capacita y es fuerza que impulsa a orientar todas las potencialidades personales a favor de esta misión. El don recibido lleva a superar las apariencias y los estigmas sociales, para hacerse acogida y respeto con las mujeres más vulnerables en su dignidad, donde se descubre un reflejo de Dios. En medio a las adversidades y conflictos, hace prevalecer el poder transformador de la comprensión, del amor y de la esperanza.

Espiritualidad

La fuente de nuestra espiritualidad es Jesús Redentor,compasivo y misericordioso que está especialmente en los excluidos. Amor que se desdobla y se entrega como expresión de la ternura de Dios, estableciendo relaciones de gracia y libertad también con las mujeres.

Descubrimos las características específicas de la espiritualidad Oblata partiendo de la experiencia de fe de nuestros fundadores que, actualizada a lo largo del caminar congregacional, da lugar a una forma de vida que configura la relación y el encuentro con Dios, la disposición personal, la vida en comunidad y el compromiso social y político, en los diversos continentes y países donde la Familia

Oblata cumple su misión. La espiritualidad de encarnación nos lleva a posicionarnos delante de la realidad, especialmente en la aproximación a las situaciones de las mujeres en contexto de prostitución, como la tierra sagrada donde Deus habita y nos interpela. La mirada compasiva, atenta y profunda de Jesús, nos impulsa a convertir el dolor y la indignación delante de la injusticia, en la entrega permanente y solidaria (oblación), como afirmación de la vida y liberación (redención) a ser “misioneras de la misericordia”.