EL EMPUJE DEL CARISMA – Por Puri Alzola – Lisboa (11 de Abril de 2025)
“Con el Reino de los cielos sucede como con un grano de mostaza. Es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra, pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todos los arbustos, y echa raíces tan grandes que los pájaros del cielo anidan a su sombra” Mc 4,31-32

El 7 de abril de 1995, las hermanas oblatas abrimos la primera comunidad en Luanda (Angola). El Gobierno General de la Congregación, llevaba varios años soñado con este proyecto que se hace realidad en los inicios de los años 90, años caracterizados por la búsqueda de libertad e independencia, la transformación económica y el avance tecnológico.
Angola, no terminaba de superar una situación de guerra civil entre hermanos, causa de pobreza, desigualdad y de gran sufrimiento. Llegamos cuando, en todos los rincones eclesiales, también en las comunidades angolanas, se iniciaba la Semana Santa, celebración de Vida y Esperanza. Fuimos las hermanas: Carmen Rodríguez, Pura González, Puri Alzola y Anastasia Rozo quienes formábamos parte del grupo inicial, hermanas procedentes de diferentes provincias de la Congregación pues la fundación, desde el inicio tiene un carácter universal e intercultural.
Como la semilla escondida, Dios iba trabajando calladamente.
El proyecto se gestó poco a poco y surgió con la llamada de los padres redentoristas de Angola. Ellos, interpelados por la realidad que vivían las mujeres, urgieron a la Congregación para realizar allí una fundación. Se sucedieron después, diferentes diálogos, consultas y visitas al país africano. Conocer de cerca la realidad, fue un hecho decisivo para la fundación. Las hermanas valoramos la necesidad de comprometernos en este país africano para llegar a conocer la situación de las mujeres que están en contextos de prostitución y ser para ellas presencia liberadora.
Diferentes provincias y hermanas de la Congregación, nos implicamos directamente y así se constituyó la primera comunidad que comienza sus primeros pasos en Madrid. Participamos en un curso de Misionología, como preparación de nuestra experiencia. Vivimos también unos meses en Lisboa, realizado el aprendizaje del portugués. Este tiempo estuvo también, cargado de incertidumbres, pues la guerra en Angola se intensificaba, pero, una vez más, la escucha atenta, el discernimiento, la insistencia de los Redentoristas, nos motivaron para emprender el viaje a Luanda e iniciar la experiencia.
Como el IMBONDEIRO
Los primeros años, fueron de aprendizaje, de conocimiento, de relaciones. Teníamos que “pasar a la otra orilla”. Vivíamos confiadas, sabiendo que “Dios está actuando en lo pequeño e insignificante”, (J.A. Pagola), como nos cuenta Jesús, en la parábola. Nos dejamos enriquecer desde la experiencia de acogida y hospitalidad del pueblo angolano y de nuestros hermanos Redentoristas. Nos fuimos introduciendo en la realidad política, social, eclesial, de vida religiosa y en las comunidades parroquiales.
Más tarde, descubrimos la situación de “las meninas de rua”, que después de haber huido de las situaciones de guerra, ejercían prostitución en Luanda, para poder sobrevivir. Trabajamos con otras asociaciones e instituciones sensibles a su situación y con ellos creamos respuestas a sus necesidades, desde ahí la apertura del Centro ILUMBA en colaboración con la administración angolana y con organizaciones internacionales.
La misión se fortalecía, como el IMBONDEIRO, árbol de vida y de frutos, nosotras también, fuimos agraciadas con la riqueza de una experiencia carismática que echaba raíces en esta tierra, al mismo tiempo que, sentíamos el apoyo de la Congregación La historia se ha ido entrelazando con personas y acontecimientos diferentes y llenos de promesas. El grupo de hermanas ha ido cambiando y también los proyectos.
En 1999, fundamos una comunidad en Lobito (Benguela), donde actualmente se encuentra la comunidad y el grupo de laicos y RENACER, un proyecto con el objetivo de facilitar la promoción y la reinserción socio familiar a las mujeres afectadas por el fenómeno de la prostitución. El empuje de la misión nos llevó a la zona centro del país, y estuvimos en Huambo desde enero del 2007 hasta principio del 2010, impulsando y acompañando proyectos de Pastoral vocacional y comprometiéndonos con la realidad social, eclesial y de vida religiosa de este lugar.


Durante estos años hemos vivido el surgir de las primeras vocaciones angolanas. Percibimos agradecidas que el grano sembrado en la tierra, ya es un IMBONDEIRO sabio, que guarda dentro de sí la fuerza del Carisma y que unido a otros árboles en la Congregación, la iglesia y en la sociedad genera paisajes nuevos de misión y construye el futuro con esperanza.
Puri Alzola – Lisboa, 11 de Abril de 2025

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